miércoles, 14 de mayo de 2008

COMPOST

Una cosa se iba haciendo patente, con los años. Sus emociones eran cada día más y más incontrolables. Ella, nunca había sido de lágrima fácil. Él, un poco más. Todos, en casa le tomaban el pelo, cuando veían su emoción aparecer inoportuna cuando Heidy, por ejemplo, se separaba de su abuelito. (Reconozcamos, que daba mucha pena).
Ella tenía cierta tendencia a analizar. No hacía caso de la sabía enseñanza de CONFUCIO cuando decía: Si quieres ser feliz, como me dices: No analices ¡idiota!, no analices. Constataba, que en realidad, las emociones estaban estrechamente ligadas al momento y a las circunstancias. En cierta ocasión, por ejemplo, cuando ella tenía diez y seis años y él se acababa de marchar, lejos, a incorporarse a su primer trabajo...Fue entonces, separados como estaban, cuando ella vio aquella película: ROMEO Y JULIETA en las TINIEBLAS. Él nazi, ella judía, jovencitos los dos. En la dichosa película y justo un momento antes de encender la luz: a él, lo matan. En el cine estaba ella con sus dos hermanas mayores, despiadadas en sus tomaduras de pelo. Aguantó como pudo, pero ya por el pasillo empezó a llorar, no suavemente, a “hipíos”y cuando todo el mundo iba haciéndose paso, despacito, hacia la salida. Cogió ella entonces, el pañuelo que un desconocido señor le ofreció y escondió su cara llorosa en él, como pudo ¡Qué vergüenza!
Estas y otras son las vivencias, supongo, que van conformando nuestro particular compost, del que nuestro maestro dice que hemos de extraer la deseada inspiración.
Ángela Magaña

1 comentario:

  1. Y de donde va salir mejor la inspiración que de las descontroladas emociones como tu dices. Que además nos dan tanto miedo, creo que sería una gran terapia para la mayoría de la gente atreverse a escribir en los momentos de descontrol y caos. Si fueramos capaces de sentir y de darnos cuenta que después de los momentos de caos emocional siempre llega la luz, no nos daría tanto miedo nadar en nuestras emociones.

    Creo que con el tiempo uno lo va consiguiendo, te das cuenta que todo lo que te hace huir de esos momentos es superficiel y que además provocan que vuelvan con más fuerza, es como un efecto boomerang. Por eso creo que es muy importante educar a las nuevas generaciones en la parte emocional, cosas como: "que no te vea yo llorar..." pueden ser substituidas por "ah, si tienes ganas de llorar adelante esto es muy bueno...". De hecho siempre he pensado que no hay cosa que te una más a alguien que compartir su llanto, o su risa, es como un regalo...

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, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.