viernes, 27 de marzo de 2009

EL RASTRO. TAREA 22

EN EL “RASTRO”

Corría el año 1950. Mi padre me llevaba de la mano e íbamos contemplando ese mundo sumamente pintoresco e inmenso llamado “Rastro”.
Un hombrecillo escuálido paseaba lentamente mirando los mil artículos esparcidos por el suelo sobre mustios tapices. De todo había allí: gafas (más o menos enteras), ropas viejas, zapatos (a veces desparejados) y bibelots varios.
Hombrecillo: Interrumpí súbitamente mi paseo y quedé clavado frente a un montón de dentaduras viejas.” Eso es justamente lo que me está haciendo falta”; pensé. Sin dudarlo, me las fui llevando a la boca y empecé a probármelas. Encontré la que, más o menos, me convenía y eché mano al bolsillo. Después de mucho rebuscar conseguí encontrar una moneda y pagué.
Un viandante que me miraba atónito dijo: ¿Podrá Vd. comer con eso? A lo que contesté: “Sí, si consigo algo a lo que hincar el diente”
Mi padre: Era un domingo cualquiera, por la mañana. Llevaba a la niña de la mano y contemplábamos las mil curiosidades que siempre pueden verse en el “Rastro”. Sobre una simple manta en el suelo, unas dentaduras usadas ofrecían un aspecto cochambroso. Un pobre desdentado, un desgraciado, se agachó y empezó a probárselas: una tras otra. Pareció que una le convenía. Sacó una moneda del bolsillo y pagó. Se marchaba ya, cuando alguien le dijo: “¿Va Vd. a poder comer con eso?” A lo que él contestó: “Sí, si consigo algo a lo que hincar el diente”
La niña que yo era en 1950: ¡Qué marranada, me muero de asco!
El vendedor: "He conseguido colocar una"
ÁNGELA

martes, 24 de marzo de 2009

AVATARES DEL DESTINO// AMOR IMPOSIBLE

AVATARES DEL DESTINO

Estas dos reflexiones están escritas en épocas diferentes; en la primera el ordenata era mi pesadilla, en la segunda no podía (no puedo) vivir sin él.

28/08/20Estas 07 Maquinita diabólica ésta. Se llama ordenador pero desordena .Se supone que almacena datos y conocimientos que uno mismo le proporciona, pero ¡No! Conmigo se porta fatal y me confunde y engaña. ¿Será porque rima con Magaña? ¿Será por malas artes de mi destino ya que nací durante un apagón y mis luces son poco luminosas?. Por añadidura su lentitud me exaspera y despierta mis más bajas pasiones, poniéndome al ciento veinte. Cuando espero que me hable en mi idioma, tan bonito y solo por fastidiar se dispara en inglés. ¿Qué he hecho yo para merecerlo? Pero, eso sí, la venganza también yo la almaceno en mi duro disco mental y aunque me hable en inglés, lo entiendo ¡No faltaría más! Y ahora: La pregunta clave. ¿Conseguiré vencerla (a la maquinita, claro) por el hecho de haber renovado mi matrícula en escritura creativa, para el año que viene? Eso espero y aprovecho para saludar a todos los que se unan a este ilusionante proyecto. Ángela Magaña

UNOS MESES MÁS TARDE: Os habla la misma que no hace tanto tiempo protestaba, se quejaba y hasta gruñía: Groh, Groh (esto son gruñidos) por culpa de mis continuas enganchadas con el ordenador ¡Efímera actitud la mía! Me avergüenza confesar que al irme de Motril y dejarte, mi corazón enamorado llorará por las noches... de amor frustrado. Oh RATÓN, dulce ratón ¿que voy a hacer yo sin tí? Viviré sin vivir en mí o ¿no será para tanto? ¡Pues no, no será para tanto! Pero echaré de menos mi clase de escritura creativa y a todos Vds. ¡Hasta pronto! ANGELA MAGAÑA

lunes, 23 de marzo de 2009

TAREA 21. DIVAGACIONES

La conquista del Oeste.

Ayer sin ir más lejos emprendí yo la mía.
Me dirigí a Jerez como los antiguos pioneros iban a tierras remotas, allende los mares, dispuestos a luchar con lo que se les pusiese por delante.
De Motril a Granada: primera etapa ¡autobús que te crió! De allí a Sevilla en tren (preferí no hacer escala en Dos Hermanas, porque creo que suele haber indios) y como tercera y última fase del viajecito: Sevilla/ Jerez. Amante era ella del camino de hierro y osó afrontar cualquier peligro. Tú, en cualquier caso, después de tratar con el hechicero que más hechizaba de los allí presentes, conseguiste conservar tu cabellera intacta. No te la arrancaron. Yo lo más que logré fue llegar con muy malos pelos.
Termino este desatino propio de mi diarrea mental actual y sin saber si he conseguido hacer la tarea 21 en la que se pretendía conseguir un protagonista errático, confuso y difuso. Como narrador protagonista: la confusa, errática, difusa e imprecisa he resultado ser yo/ tú misma o acaso ella misma. No lo se, no tengo ni idea.
Sólo se que él (no me gusta señalar) dirá: "ESTO NO ES UN CUENTO" y yo reconoceré humildemente que Caperucita Roja estaba en lo cierto cuando decía que el auténtico problema del lobo era el hambre atrasado, debido a la crisis y demás...
Vds. perdonen: no lo haré más. Ángela

viernes, 13 de marzo de 2009

TAREA 20: DEMASIADO INOCENTE

Creo que mi madre lo estaba viendo venir pero, a mis 11 años, no me había puesto todavía en antecedentes. Demasiado pronto, pensaba. Eran otros tiempos.
Me llegó el momento y al descubrirlo, horrorizada, creí que mi final había llegado.
Me preguntaba: "¿Qué me pasa?" y la respuesta era:"Debo estar muy enferma" No sólo era temor, la vergüenza era casi igual de intensa.
Muy cerca, en el cuarto de estar, mi hermano cuyas bromitas me perseguían, estaba con mi madre. ¿Cómo iba yo a decir delante de él lo que me pasaba?
Por fin me decidí y salí. Lloraba y llevaba la ropa colgando: "¡Mamá!"
Pero nadie me tomó el pelo aquella vez.
Mi madre me calmó y me explicó. Mi hermano mayor se limitó a revolverme el pelo cariñosamente.

TAREA 20: UNA MIRADA DE TUS OJOS

UNA MIRADA DE TUS OJOS.
Yo era todavía una niña, pero quizá… empezaba a dejar de serlo. La rutina de ir, cada día al colegio, en el autobús se convertía en una oleada de emociones inusitada. ¿Qué estaba yo descubriendo? Descubría, y… lo percibo ahora que el tiempo ha pasado, el despertar de mi sexualidad.
Coincidíamos a diario y todo consistía en devolver y mantener la mirada de unos ojos morenos y grandes, los de un desconocido muchacho que sólo debía ser un par de años mayor que yo ¡Qué intensidad de sensaciones despertaba en mi cuerpecito serrano ese pequeño intercambio amoroso! ¿Quién lo hubiese imaginado? Era algo que me hacía flotar y me hacía pensar que yo, no era yo. Nunca he olvidado aquellos ojos negros de mirada serena (como en la canción) y me pregunto si no fue aquel, sin yo saberlo, mi primer y desconocido amor.

sábado, 7 de marzo de 2009

TAREA 19.

Tarea 19

Inundación
La abuela Ángela, enferma, se limitaba a pasear lentamente por la primera planta de la casa familiar apoyándose en los muebles, solía llevar un rosario entre los dedos pero, aún impedida como estaba, seguía siendo el alma de la familia y llevando las riendas de todo.
Era verano y los nietos que estaban allí irían al cine a las seis de la tarde.
El pueblo rodeado de montañas era el receptáculo de todas las aguas de lluvia que caían a borbotones cuando se desataba alguna tormenta. El pueblo y el río que lo atravesaba.
A las cuatro a través de los cristales de la galería que daba a la vega vio el cielo oscurecerse cubierto de negrísimas y apretadas nubes.
Movió los labios y entre sus dedos deslizó una cuenta más de su rosario.
Los mayores ponían en las puertas de las casas “paraeras” de madera bien ajustadas para impedir la entrada del agua.
Los niños ajenos al peligro, esperaban la hora del cine como un gran acontecimiento. No había llegado todavía el momento.
La anciana señora observaba el ajetreo del pueblo a través de los cristales.
Llamó a los chiquillos y los reunió a su alrededor para entretenerlos.
El cielo se abrió de repente y el pueblo se vio sumergido en un torbellino de aguas que caía y en las del río que subían llevándolo por delante.
Desde la galería, otra vez, vieron cómo se derrumbaba la pared de una casita más cercana al río. Toda la fachada cayó y quedó dentro una especie de casa que de lejos parecía de muñecas con sus camas y sus muebles a la vista.
La peor parte se la llevó el local del cine, que se convirtió en un amasijo de barro y sillas, las del público, amontonadas ante la puerta única de la salida. La marca del agua estaba a casi tres metros de altura. Eran las 5,30 horas de la tarde.
Cuando al día siguiente supieron los detalles, la abuela Ángela apretó con más fuerza el rosario entre sus dedos.

miércoles, 4 de marzo de 2009

TAREA 18. ALGO MUY TRISTE

El 4 de marzo de 2009 18:00, angela-zucar escribió y corrigió:

TAREA 18. NARRADOR OMNISCIENTE. (corregido)
Murió el 16 de junio de 1964, habían pasado sólo unas horas.
Podía ver a su familia que, sumida en una gran congoja, velaba su féretro y esperaba a la hija. Era la más joven, estaba embarazada y debido a ello y a la rapidez vertiginosa de la enfermedad del padre y del desenlace (evidente sólo para él), nadie le había dicho nada; no se habían atrevido. Esperaban ahora su llegada.
El portal tenía un batiente cerrado, todos sabían lo que significaba. La mesita cubierta con un crespón negro y con el cuaderno de condolencias abierto, estaba preparada.
Salió la joven del coche y al ver el panorama se vino abajo.
¡No era verdad que estuviese sólo enfermo… !
Al entrar en la habitación donde él yacía, ignorante hasta entonces de la cruda verdad de la muerte, intentó cogerle la mano para besarla; no pudo: estaba rígida y fría.
Él la vio y pudo sentir por última vez el calor de su hija, su amor y también su dolor.
Pero él ya no sufría.