sábado, 28 de junio de 2014

 ME ESTOY QUEDANDO FRITA.

Sábado, 28 de junio de 2014

Por fin me siento…vaya día,  cansada con dolor de rodilla y encima no es día para quejarse de la edad, todo ha ido de aguerridos ancianitos en la radio, un señor de  102 años…  que hablaba “todo seguido”, en italiano creo, sin interrupciones del tipo “¿De qué estaba yo hablando? “ y esos fallos de memoria que yo tengo, YA.  ¡102 qué barbaridad! y recordaba el asesinato del Archiduque Francisco Fernando en Sarajevo. Otro mundo, habrá vivido las dos guerras y  mil acontecimientos. Ese tío debe ser el mejor personaje para una novela, también interminable.  Me estoy durmiendo aquí y luego  me voy a  la cama y  me espabilo. 
Mucho también sobre Ana Mª Matute ¡88 años!  Feliz hasta el final y proclamándolo a los cuatro vientos. No solo comunicaba por la escritura así de bien,  le gustaba cogerse de las manos con otras personas porque era otra maravillosa forma de comunicación, decía ella. ¡Encanto de mujer!
 La edad ¡a freír espárragos la edad! Si ahora resulta que la experiencia son puntos. Uy se me contagia el optimismo de la Matute a estas alturas, la pobre. Olvidado Rey Gudú… casi no la recuerdo, debí leerla poco después de que la publicase.
En fin, el día de hoy qué poquito me ha cundido. Este hombre no me deja hacer nada, tanta solicitud ahora que yo quiero aprovechar bien el tiempo, escribir y hacer mil cosas. No me deja un segundo de tranquilidad, solo ahora, aquí en mi sillón puedo  disfrutar de un momento de soledad  ¡Me duermo! No me queda más remedio que acostarme, intentaré descansar  al amor de sus ronquidos…  A la cama pues y mañana si, con un poco de suerte, hay fútbol o tenis el día me pertenece… 

En el autobús.

Jueves, 19 de junio de 2014.

¡Qué dominio el mío! Esto es como montar en bici; no se olvida. Mi juego de rodillas en el bus lo adquirí en los doce años de cole y todavía casi me divierten los frenazos… aflojo las piernas, me agarro, ¡vaya bote! me AFERRO  más bien y ¡hala, a vacilar!  Me viene de miedo que se me vaya un poco la olla a ver si me relajo después del día de curro de hoy. He repetido lo mismo a un montón de señoras 200.000 veces, me voy a convertir en un loro… ¡Plasta!!! Me siento un ratito antes de que ese señor me deje su asiento, me entra un complejo de ancianita que no veas, cuando me jubile creo que me resignaré pero ahora me cuesta trabajo hasta dar las gracias; y encima el que hacía ademán de ir a levantarse peina más canas que yo que para algo me las tiño ¡claro! Bueno ¡ni caso! Qué dichosa costumbre tiene la gente de hacer tapón en la parte delantera, con lo poco que cuesta avanzar un poco más. Ese señor me recuerda a un actor de cine, creo que es uno que hacía siempre de abuelito encantador.  ¡Es él!  Juan Antonio Quintana se llamaba, qué raro que yo lo recuerde. Tiene buena pinta, tan delgadito, se parece a mi padre.  Por eso me caía tan bien… ¡que mayor está el pobre!  Un asiento libre a su lado. ¡Voy para allá!
Anda me sonríe: “Hola,  Cuánto me alegro de conocerle… uy que ya he llegado, tengo que bajarme” ADIOS.