domingo, 17 de julio de 2011

CHEEK TO CHEEK

Érase una vez un Ratón Pérez, completamente desesperado. Era verano y todos los niños ¡Habían desaparecido!
Los buscaba por todas partes y nada. Al lado suyo el saco de regalos para cambiar por dientes caídos estaba tan lleno que iba a reventar. Se puso a dar paseítos, con las manos detrás de la espalda preocupadísimo y pensaba ¿Qué puedo hacer?
Andando, andando oyó una música que salía de una casita pequeña y bonita. Entró y allí encontró una ratita chulísima. Llevaba unos vaqueros con un agujero para sacar el rabito y la verdad es que ¡ESTABA GUAPÍSIMA! Empezaron a bailar, cheeck to cheeck (que quiere decir con las caritas pegadas) y le contó lo asustado que estaba de ver que no había niños.
Ella era más pillina y le dijo: ¡Hombre! Es verano y los críos están en los campamentos. Los dos (ratón y ratita) hombro con hombro, se pusieron manos a la obra y en una noche pusieron los regalos, a todos los niños que habían perdido un diente. A veces más de una cosita. Iban primero a la casa del niño dejaban uno, lo buscaban en casa de la abuela… dejaban otro. En fin todo se arreglo.
Se me olvidaba. La ratita era nada menos que ¡LA RATITA PRESUMIDA! Además de ser guapa, ¡estaba cómo un queso! Así es que ¡claro! tenía a todos los ratones loquitos. Ya sabéis que se pirran por el queso y el Ratón Pérez no iba a ser menos. ¡CLARO!
Adiós Ratón Besos de los abuelos. Te queremos una “hartá”
Y colorín colorado la abuela Ángela dice que este cuento se ha acabado.