sábado, 14 de noviembre de 2009

AGUERRIDA VEJEZ

Cuido estos días de mi hermana/amiga/madre; siempre la he querido más de lo normal. Ahora la veo mayor, frágil e incapaz de cuidarse a si misma. Se me parte el corazón cuando la veo andar por el pasillo torcida de dolor y encima hacia la izquierda que según dice, con sorna, nunca le ha gustado. Terrible vejez que me asusta tanto que me vuelvo una abuelita lanzadísima. Sólo la decrepitud y la dependencia me dan miedo en lo que a mi pareja y a mí concierne. También la salud de los que quiero que son muchos.
En cuanto a mí que me echen viajecitos en avión, pasando por el Triángulo de las Bermudas o peligros varios siempre que sean divertidos... Ya me pensaré algo ¿Tal vez planear una merendola no apta para diabéticos en una buena pastelería?
De momento mejor me tranquilizo, me ocupo lo mejor posible de mi hermana y hago el propósito de no decir tonterías y de no hablar con la boca pequeña.
La vida es muy bonita y nadie, ni el enfermo: mi hermana en este caso deja de disfrutar entre dolor y dolor de momentos de satisfacción y de disfrute.
Mañana mismo me la llevo al teatro. Le sentará bien. Seguro.

1 comentario:

  1. Ángela: tú siempre con ese toque de humor que te caracteriza. Besos Maruja.

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Me gusta que me sigáis
, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.