domingo, 16 de enero de 2011

NOWADAYS

Hoy uno de los temas de actualidad es el cambio que la sociedad ha experimentado en los últimos, digamos 50, años. Yo doy fe de ello.
Las mujeres habíamos nacido para descanso de los burros o eso decía un conocido mío allá por 1963.
De hecho, su mujer, (nunca su mujer de hecho, algo inconcebible entonces) a la que yo trataba por aquellos días, estaba muy triste porque su querido e irresistible (pensaba ella) esposo le era infiel. Su reacción no era mandarlo a tomar todos los vientos del mundo y pasar olímpica y definitivamente de él. Se limitaba (¡OH!) a no pintarse los ojitos para poder llorar sin que se le pusiesen pitañosos. Yo aunque era más o menos de su misma edad, me estremecía al verla y no, precisamente, de gozo; yo diría que de ira.
Fue, la nuestra, una generación muy culta, muy bien preparada.
De mi bachiller, por ejemplo, salíamos con un dominio total del idioma francés. Una amiga consiguió una buena colocación en Suiza, donde al cabo de unos meses se consagró como una buena profesional que cumplía con su cometido con eficacia; cuando iba a acceder a un puesto y un traslado mejor surgió el problema. No éramos mayores de edad hasta los 21 y el padre por miedo a que se afianzara en otro país, o aún peor que se casara allí, la obligó a volver a España.
Por añadidura el dinero, entonces, no daba para los lujos que ahora tiene los jóvenes, incluso los que no trabajan, y si los padres podían pagar UNA carrera, una sola, esta era para el hermano varón… la niña ya encontraría un buen marido y ¡listo!
Cómo tontas no éramos nos defendíamos con ahínco y la mayor parte de mis compañeras llegaron a tener puestos relevantes después de haber estudiado con muy poca ayuda de los padres y financiándose con algún trabajo simultaneo.
Yo misma, con padre y madre universitarios, tenía hermanas mayores que al igual que mi hermano estudiaban carreras superiores. En mi casa era muy frecuente oír: “No hagáis ruido que vuestro hermano está estudiando” o “callaros que está hablando vuestro hermano”.
El hermano, en cuestión, tuvo el suficiente sentido común para no ejercer de prepotente y ser un hombre decente, pero la educación que nos daban era esa.
Los anuncios de antes son muy indicadores de la situación del momento y no toco el tema porque sale alguno (anuncio), como muestra, en la TV, con bastante frecuencia.
Ahora estamos a la espera a ver que resulta de la educación que estamos dando a nuestros nietos ¡Dios nos coja confesados!

2 comentarios:

  1. Hola Ángela.Me encantan tus escritos, estoy hecha un lio con el nuevo blog.Besos Maruja.

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  2. Hola Angela
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    El ser humano va dando tumbos y tropezones por doquier.
    Así que del futuro de nuestros jóvenes, ¿quién puede saber?
    saludos

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Me gusta que me sigáis
, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.