Habían tenido un hermanito, pero estaban desconcertados. No era como ellos.
Moraban juntos y apretujados en la vieja biblioteca y en la mesa, al lado de la ventana y del flexo donde sus lectores se sentaban, justamente en la noche de Reyes, había aparecido su nuevo hermano. Notaron muy pronto que al recién llegado no lo querían todos por igual.
Ellos, los de siempre, gozaban con frecuencia de momentos felices los acariciaban y leían con todo cariño y devoción. La joven Ángela, adolescente todavía, se los acercaba a la cara y disfrutaba, incluso, con su aroma. Con frecuencia cogían a uno de ellos y lo llevaban a la mesilla de algún dormitorio, donde acariciados y disfrutados a diario, pasaban temporadas más o menos largas, para luego pasar de unas manos a otras y sufrir un pequeño traslado.
Tenían también enemigos, había alguien que, obligada a quitarles el polvo, lo hacía siempre protestando con amargura. En esos momentos se sentían despreciados y llegaron a sufrir insultos: “Trastos inútiles” solía llamarlos… pero esto lo iban superando. No era definitivo para ellos.
Les preocupaba la llegada de aquel extraño compañero. LIBRO ELECTRÓNICO, se llamaba y no como ellos que tenían cada uno un nombre. El Quijote, El Niño del Pijama a Rayas. Ana Karenina. Las Cartas de mi Molino… miles y todos perfectamente identificados y con un autor, cuyo nombre estaba siempre en lugar destacado. Había colecciones en las que iban encuadernados de uniforme; mismo color, mismo tamaño y estos estaban siempre juntitos como almas gemelas, que eran.
Otros eran menos elegantes finitos o gordos, distintos… pero todos queridos y respetados.
Pero el nuevo… con ese nombre tan raro: Libro Electrónico. Parece que su frío apelativo se debía a que los tenía a todos ellos cautivados, dentro de él.
Quizá su porvenir estuviera en el aire, empezaron a temer… y pasó el tiempo… y nada ocurrió. Casi todos sus amigos humanos los seguían llevando con ellos y disfrutándolos. Incluso alguno les manifestó su amor material y físico y les hizo saber que nunca, nunca podrían vivir sin ellos. ¡QUERIDOS LIBROS, COMPAÑEROS DE LA VIDA!
lunes, 17 de enero de 2011
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Hola angela
ResponderEliminar---------------
Tienes razón cuando dices que el libro de papel, por ser tan bello, nunca será desplazado por ninguna otra modalidad.¡gracias a Diós!
saludos