sábado, 19 de enero de 2008

Color camello

Uno tras otro, como siempre. La ida lenta con olor a miedo. La vuelta rápida, en animosa carrera. Al borde de la altísima ladera de arena sobre el Nilo, la carga va agarrotada. A la vuelta, en cambio suelta, flexible, nos azuza con sus grititos. Una vez y otra y otra más. Siempre lo mismo. Solo los niños nubios, que como nosotros viven de los turistas, alegran nuestro eterno ir y venir.
¡Absurdos humanos! ¿Por qué suben sobre nosotros? -¿Por qué? Si van muertos de miedo y se nos agarran como si les fuese en ello la vida.
ANGELA MAGAÑA.

P.D. Seguimos la senda: yo del maestro y el camello de los que son como él. En el desierto.

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