domingo, 15 de agosto de 2010

CALOR DE HOGAR

Un cuentecito de nada.

Tenía 4 años pero… era el hermano mayor; otros dos le seguían.
Era domingo, llovía, los pañales recién lavados y estirados sobre improvisadas cuerdas de tender llenaban los pasillos; una estufa encendida en un rincón intentaba paliar el frío y combatir tanta humedad. Sólo la abuela se ocupaba de los niños, la tarde era fría en aquella vieja casa.

Ángel a sus 4 años oía de vez en cuando la dichosa frasecita: “tú que eres el mayor…” El chiquitín de la casa dormía en el cochecito. Ángel pensó: “¿tendrá frío? La abuela, ocupada con la niña de 3 años, no se dio cuenta de que el niño empujaba el coche con el bebé dentro para acercarlo a la estufa encendida. Sorteaba como podía los pañales tendidos por el pasillo y consiguió acercar a su hermano a la lumbre.

Los alaridos del bebé alertaron, por fin, a la abuela. El cochecito de plástico se derretía a pasos agigantados y el crío, rojo y sudoroso, chillaba con todas sus fuerzas.
La ayuda llegó a tiempo y la aterrorizada abuela sacó al pequeño de allí sano y salvo. Ángel lloraba también de oír a su hermano.
Susto mayúsculo que hizo que los jóvenes padres maduraran un poco y se dieran cuenta de que los tres niños eran pequeños, incluido el mayor.
Estuvieron a punto de pagar por esta lección un precio demasiado alto. Estaba claro que el ángel de la guarda había hecho un buen trabajo.

1 comentario:

  1. Hola Angela
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    Ser el mayor de varios hermanos, siempre fué una putada.
    También a veces ser el menor no era para tocar campanas.
    Pues al pequeño,
    al final, todos le mandaban.
    Saludos

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Me gusta que me sigáis
, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.