jueves, 24 de julio de 2008

EL ZOO DE ALEJANDRO

Otro cuento para Alejandro
Once upon a time, there was a wonderful zoo. Somewhere in England

Había una vez un zoo enorme, lleno de árboles, flores y riachuelos. Los animales eran felices allí, porque era tan enorme que creían que estaban en libertad.
Había muchos cachorros de todas las especies. A los niños, que como sabéis son cachorros humanos, los llevaban allí de visita, desde los campamentos donde pasaban el verano y ellos también estaban felices, viéndolo todo.
Había dos elefantitos amigos, jovencitos y muy graciosos. Se fijaban en lo que disfrutaban tantos niños juntos y se les ocurrió la idea de que ellos también querían ir a un campamento para jugar mejor. Empezaron a dar la lata a los papás elefantes, igualito que hacéis los niños con vuestros padres:”¡Queremos ir a un campamento! ¡Queremos ir a un campamento!...y se ponían pesadísimos. ¡Pobres padres! No podían más.
En lugar de jugar y retozar los cachorros empezaron a ponerse tristones. Un día llegó un grupo con un monitor que, a fuerza de tratar con niños, sólo con mirarles a los ojitos, adivinaba lo que necesitaban. Se fijó en los pobres elefantitos y se fue a hablar con el vigilante del zoo. Hablaron, pensaron…y de repente el monitor dijo: “Ya lo tengo” y probaron a dejarles salir a jugar con los niños a ver que pasaba.
¡QUÉ CAMBIAZO! Contentísimos jugaron todos juntos: al escondite, a pilla pilla, A buenos y malos y sobre todo a ser cow boys, montados sobre los lomos de sus nuevos amiguitos.
Los niños se tuvieron que volver al campamento, pero ya no hubo en el zoo más penas. Al día siguiente organizaron, allí mismo otro camping site. En él se reunían los dos elefantitos, tres hipopótamos que siempre tenían la boca abierta y servían para jugar a dentistas, un rinoceronte tan recién nacido que el cuerno parecía un cacahuete, siete bebés ciervos, once jirafas que ganaban siempre cuando había que correr, un tigre, un león y un oso suavecitos que parecían peluches y avestruces tan jóvenes que eran casi huevos todavía y ¡UNA MOSCA! que de apellido se llamaba GAO y cuando se acercaba decían todos:
“LA MOSCA GAO” y se morían de risa. Lo mejor era que los niños iban todos los días a jugar con todos ellos y se lo pasaba “pipa”…Y COLORÍN COLORADO….

THIS ZOO BECAME THE BEST ONE IN THE WORLD AND EVERYBODY WANTED TO GO AND VISIT IT.

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