miércoles, 7 de marzo de 2012

¡FELIZ CUMPLEAÑOS A PABLO!

Había una vez una abuela que quería ser una niña. Empezó a dormir con peluches y a no querer pensar en problemas “de mayores”.

Los niños que son los más listos, fueron los primeros en darse cuenta y empezaron a jugar con ella y a preferirla a los demás mayores que eran bastante “plastas”.

La abuela parecía cada día más jovencita, lo malo es que siguió descumpliendo años. Se igualó primero a su nieto mayor que tenía diez años y resultó que eran auténticas almas gemelas. Era genial estar juntos, lo pasaban de miedo hablando o jugando. La abuela, además, seguía sabiendo muchas cosas de las que había aprendido en su antigua, larga vida y ¡claro! a la hora de hacer deberes ayudaba un montón y se sabía un montón de triquiñuelas para todo.

Lo malo es que el tiempo seguía pasando y dos años más tarde Alejandro resultó tener doce años y en cambio la abuela sólo tenía ocho… Lógicamente empezaron uno y otra a preferir otros amigos de su misma edad.

La abuela se puso pronto en la edad de su nieto Pablo y ¡eso fue genial! Pablo, tan simpático listo y guapo resultó ser un amigo estupendo. Se hicieron los mejores colegas y compañeros. El mismo día, exactamente el mismo, celebraron los dos su cumpleaños número siete.
Dos tartas gemelas con siete velitas cada una y una fiesta estupenda que Pablo y la abuela compartieron entre juegos y risas el día 23 de Marzo de 2012.

Durante algún tiempo, todo siguió igual pero Pablo que era un niño muy listo siguió creciendo y aprendiendo cosas en el colegio y en cambio la abuela, que descumplía años empezó a olvidar mucho de lo que un día supo.

Ya sólo le quedaba a la pobre ex –anciana un nieto más pequeño que era Santiago y la historia volvió a repetirse. Santiago era un bromista pillín y hacían, sin parar, rabiar a los mayores. ¡Divertidísimo!

Más y más pequeña la pobre abuela tuvo que aprender a andar y empezó a tener que llevar pañales y a olvidar ¡cómo se hablaba! Lo más que decía era: “gugu… tata”” más tarde empezó a soltar “ajos” y pucheritos al llorar y risitas tontas por cualquier cosa.

Un día se vio en la obligación de mamar ante una teta muy gorda y le entró tanta angustia que se despertó de repente y comprobó con alegría que todo había sido una terrible pesadilla.

Abrazó a sus tres queridos nietos. Felicitó a Pablo en su cumpleaños y le dio gracias a Dios de seguir siendo una abuela normal, tan arrugadita y tan canosa como era de esperar… y colorín colorado este cuento se ha acabado.

ÁNGELA MAGAÑA

1 comentario:

  1. Hola Angela
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    Muy hermoso tu relato
    y qué bonito desenlace.

    Enhorabuena
    Saludos

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Me gusta que me sigáis
, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.