domingo, 3 de abril de 2011

MI PUEBLO

MI PUEBLO

Mi denostado Madrid cuenta con detractores múltiples que se crecen en sus ataques a la ciudad, pero yo la quiero. El amor es algo que puede languidecer por causas varias. La principal es el aburrimiento y en mi pueblo es casi imposible no disfrutar.
Maravilloso ballet cubano el que vimos la otra noche y mi conclusión la siguiente: “Qué bonita es la juventud” Belleza, elasticidad, gracia, ritmo, brío y alegría contagiosa.
Hoy hemos visitado Las Descalzas Reales, plenas de cuadros a cual más admirables; al alcance de la mano un Goya; otro de Rubens, varios de Claudio Coello que ¡Oh sorpresa! no es, simplemente, el nombre de una calle (adviértase mi ignorancia)
Y más pinturas, tallas, marfiles y tapices bordados con artesanal pericia.
El convento de monjas de clausura que a lo largo de los tiempos habían ido aportando a su matrimonio (con Dios) sus ajuares, constituidos pr las mil obras de arte allí expuestas. También la realeza y sus distintos miembros habían ido donando al convento más y más joyas de arte.
Las monjas allí encerradas se dejaban sentir: en primer lugar por la pulcritud de todo: suelos, capillas y todo expuesto con el mayor detalle y cuidado… y luego por las voces que llegaban desde el coro donde estaban cantando, como los propios ángeles, durante la misa de doce.
Había crucifijos tallados en madera, en pasta de maíz, policromados o tallados en marfil y mil imágenes de esas que hoy la gente joven con la incultura que les estamos dando, posiblemente, no hubiesen sabido apreciar.

Definitivamente solo puedo ir a Las Descalzas a admirarlo todo y a quedarme boquiabierta. Como religiosa y si hay que cantar como se las oía cantar a ellas tan escondidas en su clausura… seguro que no me admiten.
Lo peor es que seguramente, no me dejarían salir a ver el Ballet Cubano… y eso ¡sí que no!

Olvidaba El Museo Romántico reflejo de una época muy característica. Una casa amueblada como entonces y con todo el sabor del romanticismo que conocemos. No faltaban un par de retratos de Espronceda y otros de niños con grandes ojeras y muy pálidos; me explicaron que sus padres encargaban a los pintores más famosos que los perpetuasen en su recuerdo y en el lienzo ¡cuando ya habían muerto!
Una sala con cuadros alusivos al suicidio ¡tan en boga entonces!
Bastante macabro en ciertas salas, precioso y romántico, en el resto.

2 comentarios:

  1. MUY ACERTADA LA DESCRICIÓN QUE HACES DE TU MADRID, CIERTO ES EL DICHO. “DE MADRID AL CIELO” Y NO DEJE DE ESCRIBIR PARA QUE TE PODAMOS LEER UN FUERTE BESO MARUJA.

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  2. Hola Angela
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    Yo de Madrid, casi ni la sé cruzar.Pues una vez tuve que ponerme detrás de un moro porque pensé que vendría para Algeciras y acerté.
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    Angela me alegra mucho que sepas degustar la vida de la forma que lo haces.
    Saludos

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Me gusta que me sigáis
, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.