viernes, 9 de octubre de 2009

QUEJAS

— “Me paso las noches en blanco, no pego ojo; imposible dormir” —
Así despertaba él cada mañana. Cada mañana desde hacía 47 años, que llevaban juntos. Ella, a su vez, lo había probado todo: tapones para los oídos, pastillitas “dopantes”, apoyar la cabeza por el lado de audición menos fina, irritantes codazos ¡Todo… ¡ Lo peor, sin embargo, era cuando se ponía la radio con los auriculares e intentaba escuchar algo; auténticos aullidos huracanados de potencia insuperable dominaban la noche.
A veces creía que la razón empezaba a fallarle. De las noticias y con horripilante frecuencia le llegaban ecos de maltrato. Muerte y luego suicidio del agresor. La idea empezó a rondar su cabeza.
La duda la asaltaba a veces ¿Sería ella capaz?

Invertiría el orden:
Se suicidaría primero y después una gran mandarina que metería en la boca emisora de tanto ruido, lo silenciaría para siempre.
Fue demasiado lenta, demasiado reflexiva.
Pasó otros 47 años elaborando su plan… y entonces, sorda como una tapia, se le olvidó lo que había urdido.

2 comentarios:

  1. Me alegra que vuelvas a escribir esos cuentos tan divertidos. Haber si esto se anima... besos

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  2. Hola Angela
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    Es verdad, a veces nos pasamos la vida urdiendo un plan que jamás llevamos a cabo.
    Saludos

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Me gusta que me sigáis
, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.