sábado, 9 de mayo de 2009

TAREA 25: LA FUERZA DEL DESTINO

Tarea 25

LA FUERZA DEL DESTINO
Ajena a la tormenta que se cernía sobre el pueblo, la familia desarrollaba sus tareas cotidianas. El joven padre en la planta baja cuidaba (creía él) sólo de los dos niños mayores y se ocupaba a la vez de la pequeña tienda de comestibles.
El bebé, que era el tercero, dormía en la cuna sin hacerse notar. Lo tiene la madre con ella, pensaba el padre.
En el altillo de la casa la mujer separaba las peras que estaban en su punto de venta, de las muy duras. Tranquila: los niños, abajo con mi marido están bien (pensaba). Un terrible trueno los sacó de su despreocupación. Como solía ocurrir las montañas que rodeaban la pequeña ciudad vertían el agua de lluvia en las calles que como torrentes amenazaban con inundar su vivienda. Siempre lo evitaban poniendo un alto tope de madera encajado en la puerta de entrada.
Esta vez estaban desprevenidos. No había tiempo; sólo coger a los niños y ponerse a salvo en la bohardilla, con la madre que ya estaba allí. El pequeño quedó en la cuna.
Cuando quisieron darse cuenta flotaba en ella como otro Moisés.
Tal fue el susto que no hubo ni reproches ni quejas por los destrozos causados por el agua. Todos a salvo; eso era lo importante.
Todo parecía haber pasado… se tranquilizaban otra vez. Lo que ocurrió después ni había ocurrido antes, ni lo esperaban: Fragor inmenso… ¿Qué ocurría ahora?
Esta vez la presa había estallado. Uno de los muros no había resistido el envite de las aguas descontroladas por una fuerza inconmensurable
Esta vez todo salió inundado, todos perdidos: Los niños ¿Dónde estaban? La casa parecía un gran torbellino. Sola la madre sostenía al más pequeño que había recuperado poco antes de la cuna flotante. En sus brazos el bebé y en su cabeza el miedo intenso que la atenazaba…

1 comentario:

Me gusta que me sigáis
, así es que gracias por vuestros comentarios amigos.